miércoles, 25 de diciembre de 2013

Analizando discursos. Hoy: el eufemismo.



La palabra, la mentira.
En la gestualidad no hay tutía (Marta). Asco, tristeza, alegría, constipación… todo se nota en los movimientos imperceptibles del cuerpo. Pero con la palabra tenemos que ser más diestros/as: tenemos la capacidad de decir, por lo tanto, de mentir.

¿Por qué mentir? Porque la vida en sociedad implica ciertos códigos. Uno no puede ir por ahí diciéndole en la cara al otro lo mierda que es. Porque después de eso, viene una trompada en medio de la cara, a la trompada se le responde con un codazo en la boca del estómago, y de ahí a extirpar testículos ajenos con los propios dientes hay solo un paso. Los datos son escalofriantes: solo en el último año se han registrado dos casos de testículos mordidos. Uno por pelea. Como sociedad debemos preguntarnos, ¿cómo evitamos esta violencia creciente en nuestra sociedad creciente? ¿Eh?

No sea malx, use eufemismos.
¿Qué es un eufemismo? Del griego, “el mismo buenito con fe, y no otro”, es una bella trampa del lenguaje, es la panacea de la corrección, es la vituperante muestra de que somos unos canallas encubiertos/as.
No decirle al otro que es un gordo ridículo, sino un rechonchito que causa una pena ajena y jocosa, es un hermoso ejemplo de que odiamos al otro, pero que nos importan sus sentimientos. Y está bien que nos importen, porque todxs somos luz. Y somos mierda, mucha mierda.

A continuación, ejemplos de eufemismos para disfrutar de la vida en una sociedad pautada y reconcentrada que nos roba la individualidad, la capacidad de creer en otras cosas y nos transforma en soldados de sus filas del consumismo, la apariencia y la legalidad.

No diga: Un negro de mierda me robó
Diga: Me topé con un morochito amigo de lo ajeno.

No diga: Puto, te cabe por el orto, y por eso te fuiste a la B
Diga: Tu orientación sexual (aunque no sea determinante) que concibe un goce, además de una forma de concebir la idea de cuerpo y deseo que dista de la mirada dominante y falocéntrica, aunque no tenga nada que ver, te llevó a descender a la B.

No diga: Ese chino pelotudo seguro que apaga la heladera a la noche.
Diga: Ese oriental pelotudo seguro que apaga la heladera a la noche.

Hay límites
Ahora, hay un límite: el eufemismo “tener capacidades especiales”… ¿era necesario? Jugar en la delgada línea que separa el eufemismo de la horrible ironía es de cínico hijo de puta. ¿O no?



viernes, 13 de diciembre de 2013

confesiones de unxdocenteretardadx I.

(Lxs ñoñxs tenemos libido) 

Es tan llamativo. El tabú que hace las delicias de lo erótico, puede funcionar para cada cual como cada cual lo sienta: por eso a lxs docentes de literatura nos calientan, no tanto las vulgaridades al oído, sino las agramaticalidades. 

Dijo de que, vistes, traducí, si llovería, habían muchos, salió afuera son ardorosas frases que no nos dejan indiferentes. Si las corregimos no es exigencia, es pudor; si no las corregimos, no es de copadxs, es por la paja mental que nos estamos haciendo.

Pero hasta el tabú tiene su tabú: El mismo/ la misma (ej: Las nuevas tecnologías operan como marquepúfetes de la piringonia de las mismas), a mí me la baja. O sea.